El desafío que enfrenta Xi Jinping ante las crecientes tensiones sociales en China
Las autoridades están cada vez más preocupadas por el aumento del desempleo, las enfermedades mentales y la delincuencia vinculadas a la desaceleración económica.
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Beijing / Nueva york
En la oscuridad que precede al amanecer, el mercado laboral de Houba en Guiyang es un mar de cascos de construcción, mientras los trabajadores jornaleros buscan trabajos temporales en la ciudad del suroeste de China. Pero muchos de estos llamados trabajadores migrantes, quienes han abandonado sus hogares en zonas mayoritariamente rurales para buscar empleo en la ciudad, se marcharán decepcionados.
La desaceleración del sector inmobiliario en China, sumada a una crisis en las finanzas de los gobiernos locales (Guizhou es una de varias provincias obligadas a reducir el gasto después de derrochar en proyectos de infraestructura costosos) ha afectado el empleo.
“Quienes no encuentran trabajo se van a casa y duermen o hacen lo que pueden para pasar el tiempo, como jugar a las cartas o beber”, dice un trabajador de apellido Hu, que lleva el casco blanco de una empresa hidroeléctrica estatal. Él calcula que alrededor del 70% de la multitud variopinta que se reunió allí se marchará con las manos vacías ese día.
“La legitimidad del desempeño acumulada por los líderes a través de décadas de crecimiento económico sostenido y mejores niveles de vida parece estar comenzando a verse socavada”, señalan investigadores de Harvard a la luz de lo que muestran las encuestas.
En toda China, múltiples indicadores de estrés social están dando señales de alerta a medida que la debilidad en algunos sectores de la economía pasa factura. Los datos oficiales y no oficiales muestran un aumento de todo tipo de situaciones, desde el estrés en el mercado laboral y las ejecuciones hipotecarias hasta las protestas laborales, los suicidios, la delincuencia y la violencia aleatoria.
La estabilidad social en juego
A medida que el liderazgo intenta alejarse de su viejo modelo económico de endeudamiento para financiar fuertes inversiones en bienes raíces e infraestructura, el partido enfrenta nuevos desafíos en términos de mantener lo que más valora: la estabilidad social.
Mientras los dirigentes del Gobierno se reúnen esta semana para el tercer pleno, una importante reunión quinquenal que en el pasado ha dado lugar a políticas de gran alcance, aumenta la presión para reforzar la protección social. Algunos miembros del partido también piden controles sociales más estrictos.
“El sistema (de control social) ha funcionado hasta ahora, pero en un entorno relativamente tranquilo”, dice Minxin Pei, profesor de gobernanza en el Claremont McKenna College de California y autor del libro recientemente estrenado, The Sentinel State: Surveillance and the Survival of Dictatorship in China. “En realidad, es bastante difícil ampliar el aparato de vigilancia”, afirma, prediciendo que en el nuevo entorno de creciente estrés social, habrá “muchos más incidentes de inestabilidad o malestar”.
Oficialmente, la economía china está funcionando bien, creciendo a una tasa que, para las autoridades, valida su estrategia de redirigir recursos desde proyectos inmobiliarios y de infraestructura de los gobiernos locales, hacia la industria avanzada. Una prueba del éxito del nuevo modelo es el dominio emergente de China en las industrias de transición hacia la energía verde, como los vehículos eléctricos, dicen los funcionarios.
Pero, entre bastidores, los funcionarios chinos reconocen los crecientes riesgos de una transición que no hace mucho por abordar el desempleo o la débil demanda interna. Los chinos comunes, afectados por las estrictas políticas de cero covid durante la pandemia, así como por la caída de los precios de las propiedades y la reducción de las oportunidades de empleo, están frenando su gasto.
Estrés inmobiliario
Una de las mayores fuentes de esta tensión es el mercado inmobiliario. Tres años después de que se adoptaran medidas drásticas contra el apalancamiento excesivo en el sector, el índice oficial de precios de las viviendas nuevas está cayendo a su ritmo más rápido en casi una década, mientras que el número de casas embargadas puestas a subasta en el primer trimestre aumentó un 35% respecto del año anterior, según el Instituto de Investigación de Índices de China.
Las cifras oficiales muestran que alrededor de 10 millones de los 300 millones de trabajadores migrantes de China abandonaron la industria de la construcción entre 2022 y 2023.
En el mercado de Houba, un trabajador llamado Wang dice que muchas obras cercanas han cerrado. “Cuando los jefes invierten dinero y no pueden recuperarlo, (nosotros) no cobramos”, se queja. Con tres hijos en la escuela y una hija en la universidad, dice que sus ingresos de alrededor de 2.000 a 3.000 yuanes (unos US$ 300 a 400) al mes son “inútiles”.
En un seminario celebrado el año pasado en una ciudad del este de China, decenas de funcionarios municipales y provinciales se reunieron para discutir los riesgos sociales y las posibles soluciones.
Más protestas
Aunque afirmaron que las protestas callejeras fueron menores el año pasado que antes de la pandemia, dijeron que los reclamos en línea estaban proliferando.
Se dijo a los delegados que en su mayoría eran “apolíticos” y descoordinados, pero que estaban impulsados por el “estado de ánimo social”.
Básicamente, las protestas se centraban en los salarios impagos en los sectores inmobiliario y de la construcción, los despidos en los sectores de servicios afectados por el comercio electrónico y las reducciones salariales en la economía informal.
Para preocupación del partido, las percepciones sobre la desigualdad “entre ricos y pobres, entre los cuadros y las masas, se han convertido en creencias generales”, escucharon los delegados.
Aunque China no publica cifras oficiales confiables sobre las protestas (y no se proporcionó ninguna en el seminario), el grupo de expertos estadounidense Freedom House dijo que durante el primer trimestre de este año se registraron 655 “eventos de disidencia”, un 21% más que el año anterior.
Por otra parte, China Labour Bulletin, un grupo de defensa de los trabajadores, señaló que el año pasado se produjeron casi 1.800 incidentes en toda China, más del doble que en 2022, superando los niveles anteriores a la pandemia. La industria de la construcción representó la mayoría de los incidentes, seguida por la industria manufacturera.
En el seminario, los cuadros reconocieron que el sentimiento público era muy frágil —especialmente dados los estrechos canales para expresar la ira— y que los conflictos entre funcionarios y gente común se habían generalizado.
El desempleo
Entre las cuestiones que suscitaron especial preocupación en el seminario se encontraban la difícil situación de los jóvenes, que según los asistentes se sentían “privados”, y el desempleo en general.
Se espera que este año se gradúen en la universidad casi 12 millones de estudiantes chinos, pero muchos se quejan de que no encuentran empleos acordes con sus cualificaciones. “Muchos jóvenes han perdido la esperanza”, dijo un asesor del Gobierno en el seminario.
Los datos oficiales de China indican que la tasa de desempleo se situó en un nivel relativamente bajo del 5% en mayo, pero las mediciones no oficiales cuentan una historia diferente.
Kanzhun, una empresa que cotiza en bolsa y que es propietaria de Boss Zhipin, la plataforma de reclutamiento en línea más grande de China, dijo en su informe anual que los usuarios mensuales promedio en la plataforma Boss aumentaron más del 47% el año pasado.
Otro sitio de reclutamiento de talentos, Liepin, informó que el número de solicitantes de empleo que solicitaron puestos en el extranjero aumentó un 92,9% en el primer semestre del año pasado.
Los académicos dicen que la metodología utilizada en los datos oficiales de desempleo de China no recoge el gran número de desempleados que regresan a sus aldeas en zonas rurales.
“La situación del desempleo es muy grave en comparación con la encuesta (oficial)”, dice un académico de un centro de estudios de Beijing, que pidió no ser identificado. “Es más grave que en 2019 (antes de la pandemia])”.
Después de julio de 2023, la Oficina Nacional de Estadísticas dejó de informar temporalmente sobre los datos de desempleo juvenil de entre 16 y 24 años, cuando alcanzó un récord del 21,3%. Unos meses más tarde, reanudó la publicación con una nueva metodología que no incluye a los estudiantes. Según esta medida, el desempleo juvenil fue del 14,2% interanual en mayo.
Un exanalista de 27 años de una empresa de desarrollo de software en Beijing renunció en octubre de 2023 después de que los jefes comenzaron a establecer indicadores clave de desempeño más altos para los empleados y a recortar los salarios para obligarlos a renunciar. “Muchos jóvenes chinos tienen problemas psicológicos debido a la mala situación económica, pero muchos no lo demuestran”, afirma.
Mei, una joven exbanquera de inversiones de China continental que trabajaba en Hong Kong, fue despedida en enero, cuando el mercado chino se deterioró. Perdió la voz por completo durante más de una semana debido al estrés y no quiso que se usara su nombre completo. “Creo que muchos jóvenes chinos están desilusionados: no están obteniendo lo que el país les prometió”, afirma.
Salud mental
En el seminario celebrado en el este de China, los funcionarios también expresaron su preocupación por el estado de la salud mental de la población en general. “La población tiene cada vez más problemas psicológicos”, dijo un funcionario de la provincia de Shandong. Los casos extremos de violencia con asesinatos al azar se estaban volviendo “cada vez más frecuentes”, añadió.
Datos no oficiales respaldan la tesis del funcionario: las búsquedas en Internet relacionadas con la salud mental en el motor de búsqueda chino Baidu aumentaron un 35% de media cada año entre 2018 y 2023.
Si bien la tasa de suicidios en China disminuyó un promedio del 5,3% anual entre 2010 y 2021, según un estudio reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de China, el número de niños de entre 5 y 14 años que murieron por suicidio aumentó casi un 10% cada año durante el mismo período.
Entre las personas de 15 a 24 años, la tasa de suicidio cayó un 7% anual hasta 2017, pero luego aumentó casi un 20% en los cuatro años siguientes.
Los investigadores dijeron que los niños y adolescentes sufrían una intensa competencia en la escuela; la mitad de todas las personas que padecen un trastorno depresivo son estudiantes, según una encuesta nacional de 2022.
Hay indicios de que la delincuencia también está aumentando. El año pasado, los tribunales chinos aceptaron casi un 16% más de casos que el año anterior, aunque esto podría haberse debido en parte al fin de los confinamientos por el Covid-19.
Pesimismo
Una encuesta publicada en China Quarterly, titulada “Cómo avanzar en la China actual: del optimismo al pesimismo”, capta cómo han cambiado las actitudes en China hacia la desigualdad y las oportunidades económicas, particularmente entre los grupos de bajos ingresos.
Encuestas similares realizadas en 2004, 2009 y 2014 habían demostrado que la mayoría de la gente común no estaba demasiado preocupada por las crecientes brechas de ingresos y que la mayoría era optimista respecto de que sus familias mejorarían sus niveles de vida en el futuro. Muchos indicaron que creían que la movilidad ascendente dependía del mérito individual.
La encuesta de 2023 mostró un cambio marcado: los encuestados ahora veían “características del orden social no basadas en el mérito, como la desigualdad de oportunidades, la discriminación y la dependencia de las conexiones, como determinantes relativamente más importantes de si uno es pobre o rico” en comparación con el pasado.
Los autores, Scott Rozelle de la Universidad de Stanford y Martin King Whyte de la Universidad de Harvard, señalaron que los resultados “no sugieren que la ira popular por la injusticia de los patrones actuales de desigualdad probablemente estalle en un volcán social de actividad de protesta”. “Sin embargo, sugieren que la legitimidad del desempeño acumulada por los líderes a través de décadas de crecimiento económico sostenido y mejores niveles de vida parece estar comenzando a verse socavada”, señala el estudio.
La pregunta que se deben plantear Xi y los principales dirigentes al reunirse para el tercer pleno es si estos problemas son lo suficientemente urgentes como para que desvíen más recursos escasos a programas de bienestar, como la mejora de las pensiones y la atención sanitaria.
China ya ha ampliado sus sistemas de pensiones y salud, pero los pagos, especialmente para los residentes rurales, son pequeños y las familias a menudo todavía están amenazadas de quiebra por los costos médicos derivados de enfermedades graves.